jueves, 29 de octubre de 2009

Gafapastas.

12 comentarios

Escribir es más complicado de lo que parece, creedme. Ponerte delante de un documento en blanco y hacer que de tus deditos salga algo cohesionado, coherente y con estilo puede resultar un verdadero rompecabezas. Al menos así me pasa a mí que llevo escribiendo dos días, como el que dice. Y eso no significa que no sea un hombre leído ni carente de cultura. Al contrario. Pero el cerebro, como los músculos, hay que ejercitarlos o se pueden atrofiar. Y, claro, ahí radica la diferencia entre los geeks gafapasta de todo este asunto bloguero, twittero e internetero y yo: ellos me llevan años de ventaja en cuestiones literarias, culturales e intelectualoides. Es cierto, soy un gañán. Porque durante todos estos años no he ido ni una sola vez a la filmoteca ni he visto más películas de autor que Los amantes del Círculo Polar y alguna otra mierda finlandesa en V.O.S. cuyo nombre ni recuerdo (Esta última debido a mi ex compañero de piso, del cual me burlaba por ver mierdas de semejante calibre en lugar de estar trasteando por el Myspace. Qué tiempos). Porque no he leído en mucho tiempo nada que no sea un best seller, un cómic o un libro de género menor. Porque no me he dejado llevar ni en mis peores momentos por esa angustia vital y esa espiral de auto-destrucción emocional que hace que seas mejor, más sentido y con más derecho para sentirte diferente al mundo que el resto de la common people (y lo que es mejor: siendo el poseedor de La Verdad Absoluta).

Qué va. Yo voy a la zaga de estos superhéroes de la palabra cibernética y del
byte literario. Porque pese a haber leído mis cositas (mucho más que la media, os lo aseguro) y tener más cultura general que el españolito medio, me he dedicado todos estos años que van de la adolescencia a la edad adulta a vivir. Sí, sí: A VIVIR. Y, claro está, hace que mi estilo al escribir se vea resentido. Mientras otros estaban devorando novelas de Edgar Rice Burroughs y Charles Bukowski yo, garrulo de mí, estaba inmerso en la vorágine de la noche madrileña. Otros veían y admiraban las películas de Isabel Coixet mientras que un servidor se lanzaba a la lúbrica y sucia sensación del sexo con olor a tabaco, boca pastosa y sudor químico. Por esto, y por alguna cosa más, no escribo como debiera. No estaré a la altura de muchos, ni se me considerará un blogger de verdad. Intentaré redimirme poquito a poco e irme convirtiendo en un ratoncito presto a recuperar el tiempo perdido tan inútilmente. Ya no voy a vivir más que para ser mejor que el resto.


DiRRTYDiSSCo

Banda Sonora:
Gafapastas


martes, 27 de octubre de 2009

Playlists.

5 comentarios

¿Os acordáis (los que tengáis edad) de cuando
grabábamos una cinta de cassette especialmente para alguien? Era un árduo trabajo pues, además del coñazo intrínseco que significaba el cambiar la cinta en el aparato en cuestión, había que tener muy en cuenta la personalidad y gustos de la persona a la que iba dirigida. De ahí pasamos a tostar cd's para amig@s, novi@s y allegados, con lo que el coñazo disminuyó, pero también la cosa fue perdiendo gracia poco a poco. De ahí a los reproductores mp3 y demás artilugios de compresión de archivos de nueva generación quedaba muy poco. Llegados a ese punto, todo fue mucho más fácil (en eso estamos todos de acuerdo), pero más frío e impersonal. Igual es que ya estoy rondando la treintena y llega el momento en el que YA puedo saber lo que es la nostalgia, pero prefería aquello; prefería buscar las canciones vía botón
rewind y ffw; prefería elegir cuidadosamente el orden de las canciones con tal de que la selección no chirriase y todo cuadrase; prefería darte aquella cinta en mano, con la carátula manuscrita para que se pudiesen leer de mi puño y letra los títulos de los temas escogidos.

¿Por qué empiezo a escribir hablando de esto? Siendo yo como soy, hubiese sido muchísimo más fácil comenzar este blog con una entrada súper irónica acerca del sexo con elementos fetichistas inusuales (tales como prótesis anatómicas o máscaras de lucha libre mexicanas), la grandeza de la malograda y muy inspiradora Carmina Ordóñez y su séquito o una equiparación documentada de ciertos modelos de zapatillas Nike con Jimy Choo's o Louboutines. Podría perfectamente, sí. Pero si estoy ahora mismo escribiendo esto y este blog ha pasado de ser una mera idea cuasi madurada en mi cerebro a una realidad (sin mucha más pretensión de expresarme en más de 140 caracteres y escribir acerca de lo que me salga de los huevos y evitar que las buenas ideas se me escapen entre conversaciones de wc e interminables cañas latineras) es culpa de un playlist de Spotify creado en exclusiva para una persona. Como si fuese una cassette. Como cuando escribía de mi puño y letra el título de las canciones y esperaba, impaciente, una reacción después de la escucha de todos y cada uno de los temas por parte del/la beneficiari@. Ayer me dí cuenta que estaba haciendo lo mismo que con las cassettes, pues me pidieron una selección, y me presté a ello con ganas. Tema a tema, fui escogiendo cuidadosamente. Ecléctica, arriesgada, muy personal. Le gustó a mi interlocutor, así que me decidí a publicar una vía Twitter de manera pública, sin más intención que mostrar una pequeña parte de mí. Al ponerle título a la selección, me quedé un rato pensando; me gustaba. Songs for disabled lovers. El problema del nombre del blog estaba resuelto, y todo de la manera más casual. De A a D, pasando por B y C. Así de sencillo y complicado al mismo tiempo. Así que creo correcto empezar escribiendo sobre esto, sobre el como surgió la idea del dichoso titulito y dándote las gracias ahí donde estés, en la sombra.


DiRRTYDiSSCo

Banda Sonora:
Songs for disabled lovers